MCC LOS TEQUES

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DE COLORES

miércoles, 21 de agosto de 2013

P. YVAN RODRIGUEZ. HOMILIA DE LA MISA POR EL LIV ANIVERSARIO DEL MCC EN VENEZUELA


ULTREYA ANIVERSARIA

18/08/2013

 

HOMILIA DE LA MISA POR EL

 LIV ANIVERSARIO DEL MCC EN VENEZEZUELA

 

Apreciados Hermanos en Cristo:Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos (Heb 12,1-4)

 

“La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida: En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura y, después también, en el otoño y en el invierno de la vejez, en la hora de la muerte” (Beato Juan Pablo II).

 

En ocasión de vivir el aniversario LIV del MCC en Venezuela, el cual está signado por el primer cursillo de hombres realizado en la Arquidiócesis de Caracas aquel 23 de Agosto de 1959, quisiera destacar este momento tan especial y, a la vez, gratificante: les invito a que imaginariamente volvamos por un instante a los sentimientos y palabras de aquella clausura jubilosa, que marcó el inicio de toda una revolución humana y espiritual en toda nuestra patria, y de la cual hoy cada uno de nosotros es testigo vivo de una historia de salvación iniciada hace cincuenta y cuatro años. 

 

Les pregunto y me pregunto: Como miembros vivos y actuantes del MCC en Venezuela y, específicamente en esta Arquidiócesis, ¿existirá en este momento sentimientos de gratitud, de generosidad y manifestación de la vida de Dios, que nos lleven a una acción de Gracias en este día?

 

Me imagino esos primeros pasos, ese desafío y el entusiasmo que llevó al P. Gil a sembrar cursillo en estas tierras; experiencia que se propagó rápidamente en toda nuestra patria, pese a una fe adormecida, una religiosidad popular que no terminaba de centrar la existencia del hombre en Dios, aunque de alguna manera lo buscaba; un hombre de espaldas a Dios pero que estaba enterado de su existencia, que sabía que Él estaba allí. Podemos decir que en esos años de 1959 había un campo fértil que el cursillo supo explotar eficazmente.

 

Hoy la realidad es totalmente opuesta: “Asistimos a una profunda crisis de fe, ante una pérdida del sentido religioso, que constituye el mayor desafío para la Iglesia de hoy”. Este diagnóstico de Benedicto XVI nos obliga hoy a responder a una pregunta que no es nueva: ¿sigue siendo la Fe la posibilidad más radical y humana para el hombre, justo en un momento en el que éste parece alcanzar sus deseos por caminos más mundanos y secularizados?...

 

Más allá de la respuesta, lo que nos debe interesar es la pregunta misma y el empeño por buscar, entresacar, redescubrir esa posibilidad de fe en el hombre de hoy, lo cual nos permitirá detectar la situación nueva que nos toca vivir: la increencia como mentalidad dominante y una sociedad donde lo que se cuestiona, precisamente, es la fe en Dios.

 

La crisis de fe es cultural; no es tanto una actitud determinada contra la misma fe, sino una atmósfera que logra formar una mentalidad propia de nuestra época, la cual ofrece una libertad desvinculada de valores, de reglas, de normas objetivas y que invita a rechazar todo lo que suponga un límite a los deseos momentáneos. Pero este tipo de propuesta, en lugar de conducir a la verdadera libertad, lleva a la persona a ser esclava de sí misma.

 

Podemos decir que no hay hoy, un problema de herejías doctrinales, sino de indiferencia existencial en torno a la fe y a su forma explícita de confesión eclesial. La cultura y el andamiaje social sobre el que se asentaba la fe cristiana, como conjunto unitario o base común, se han roto, se ha perdido… El hombre sin Dios está desorientado en medio de tantas ofertas sectarias que se presentan a la carta… Ahora es un momento nuevo: la cultura y la sociedad, sin ser pre-cristianas, ya no son decisivamente cristianas, sino post-cristiana y hasta anti-cristianas.

 

Algunos siguen siendo tradicionalmente cristianos pero, de hecho, viven en medio de la sociedad como si no lo fueran; dejan su realidad de creyente exclusivamente para el ámbito de lo privado y familiar, sin convicción ni decisión para impregnar esta forma de vida a sus actividades cotidianas,  al entorno donde se juegan las decisiones fundamentales, es decir nuestro contexto vital, en el cual hoy Dios nos pide seguir fermentando de Evangelio nuestros ambientes.

 

Mirando hoy el trayecto y la manifestación de la Gracia en 54 años de Colores en Venezuela, seguimos convencidos de que el MCC continúa siendo una herramienta tan eficaz como lo fue en sus inicios; que su Carisma, Mentalidad, Esencia, Finalidad y Método son la respuesta a los desafíos del hombre actual. También somos conscientes de que, para dar una respuesta concreta y efectiva a estos desafíos, es necesario transitar el” Camino de Santidad”.

 

En el hombre espiritual se actualiza la presencia amorosa de Dios, para que, a través de nosotros, esa presencia pueda encarnarse en el mundo por medio de nuestro compromiso y acciones en la historia de hoy, la cual es también historia y tiempo de salvación. El verdadero protagonista de la acción espiritual del hombre es el Espíritu Santo, quien nos dispone a vivir la gracia de Dios, y a buscar nuestra mayor santificación.

 

Convencidos de esta realidad, es necesario que demos un paso más allá como dirigentes comprometidos en el apostolado que realizamos desde el MCC; para ello es imprescindible vivir plenamente los valores emergentes de nuestro carisma como Movimiento Eclesial.

 

Apreciados dirigentes del MCC en Venezuela, la mejor respuesta a la convocatoria del Papa Emérito Benedicto XVI, ya casi finalizando el año de la Fe, es esforzarnos por incrementar y alimentar nuestra vida interior, para que podamos vivir de acuerdo al modelo: Cristo, el Señor. Al adherirnos a Él lograremos, por ÉL y en Él, evangelizar al hombre para transformar el mundo y sus estructuras. Este es hoy, y seguirá siendo siempre, nuestro reto evangelizador como Movimiento Eclesial: Conducir al hombre actual a un encuentro impactante consigo mismo, con Dios y con los demás…

 

Que estos 54 años de Vida apostólica del MCC, nos impulsen a seguir apostando por un crecimiento integral en lo humano y espiritual, es decir a cultivar una formación continua y permanente y a probar una profunda experiencia de Dios en nuestras vidas y nuestros ambientes.

 

Hoy cuando celebramos nuestros 54 aniversario, apreciamos que el Señor nos ha regalado tantos eventos especiales para acrecentar nuestra fe: la elección del Papa Francisco, el Año de la Fe, el quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano II, el Sínodo sobre la nueva evangelización y la trasmisión de la fe cristiana; por lo que estamos seguros de que existen motivos suficientes para seguir agradecidos a las bondades de Dios.

 

Para concluir, quiero destacar lo expresado por el Papa Francisco en la Misa de Pentecostés, en la Plaza san Pedro, con referencia a los movimientos Eclesiales:

 

Quisiera dar las gracias a todos los movimientos, asociaciones, comunidades y organizaciones sociales” ¡Ustedes son don y una riqueza para la Iglesia! ¡Esto son ustedes! ¡Tengan siempre la alegría y la pasión por la comunión en la Iglesia! ¡El Señor resucitado esté siempre con ustedes y que la Virgen los proteja!

 

Hoy, hago mías estas palabras con relación a todos ustedes, queridos Dirigentes del MCC.

 

¡DE COLORES!...

 

 

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