MCC LOS TEQUES

MCC LOS TEQUES
DE COLORES

martes, 4 de septiembre de 2012

BIENVENIDOS - DE COLORES. MENSAJE DEL PAPA

Queridos Hermanas y Hermanos En Cristo

Paz y Bien

Arranca el año 2013, y recordamos que "La Mies es mucha y los trabajadores son pocos"....

Invitamos a todos los harmanos y hermanas que han vivido la maravillosa experiencia de un Cursillo de Cristiandad, a sumarse nuevamente a nuestro apostolado.

Los objetivos son que más y mas personas conozcan y amen a Cristo a traves de esta vivencia, a fin de ser cada dia mas MAYORIA APLASTANTE......
 
DE COLORES

MARIELA Y GILBERTO FERNANDEZ
Matrimonio Director

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO A LOS LAICOS
A Abrirse a la novedad del Espíritu Santo

Queridos hermanos y hermanas:


En este día, contemplamos y revivimos en la liturgia la efusión del Espíritu Santo que

Cristo resucitado derramó sobre la Iglesia, un acontecimiento de gracia que ha

desbordado el cenáculo de Jerusalén para difundirse por todo el mundo.

Pero, ¿qué sucedió en aquel día tan lejano a nosotros, y sin embargo, tan cercano, que

llega adentro de nuestro corazón? San Lucas nos da la respuesta en el texto de los Hechos

de los Apóstoles que hemos escuchado (2,1-11). El evangelista nos lleva hasta Jerusalén, al


piso superior de la casa donde están reunidos los Apóstoles. El primer elemento que nos

llama la atención es el estruendo que de repente vino del cielo, «como de viento que

sopla fuertemente», y llenó toda la casa; luego, las «lenguas como llamaradas», que se

dividían y se posaban encima de cada uno de los Apóstoles. Estruendo y lenguas de fuego

son signos claros y concretos que tocan a los Apóstoles, no sólo exteriormente, sino

también en su interior: en su mente y en su corazón. Como consecuencia, «se llenaron

todos de Espíritu Santo», que desencadenó su fuerza irresistible, con resultados

llamativos: «Empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía

manifestarse». Asistimos, entonces, a una situación totalmente sorprendente: una

multitud se congrega y queda admirada porque cada uno oye hablar a los Apóstoles en su

propia lengua. Todos experimentan algo nuevo, que nunca había sucedido: «Los oímos

hablar en nuestra lengua nativa». ¿Y de qué hablaban? «De las grandezas de Dios».

A la luz de este texto de los Hechos de los Apóstoles, deseo reflexionar sobre tres palabras


relacionadas con la acción del Espíritu: novedad, armonía, misión.

1. La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si


tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos,

planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos

sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto

punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu

Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos

lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados,

cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación,

cuando Dios se revela, aparece su novedad - Dios ofrece siempre novedad -, trasforma y

pide confianza total en Él: Noé, del que todos se ríen, construye un arca y se salva;

Abrahán abandona su tierra, aferrado únicamente a una promesa; Moisés se enfrenta al

poder del faraón y conduce al pueblo a la libertad; los Apóstoles, de temerosos y

encerrados en el cenáculo, salen con valentía para anunciar el Evangelio. No es la novedad

por la novedad, la búsqueda de lo nuevo para salir del aburrimiento, como sucede con

frecuencia en nuestro tiempo. La novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que

verdaderamente nos realiza, lo que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad,

porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien. Preguntémonos hoy: ¿Estamos

abiertos a las “sorpresas de Dios”? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del

Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios

nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad

de respuesta? Nos hará bien hacernos estas preguntas durante toda la jornada.

2. Una segunda idea: el Espíritu Santo, aparentemente, crea desorden en el Iglesia, porque

produce diversidad de carismas, de dones; sin embargo, bajo su acción, todo esto es una

gran riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa

uniformidad, sino reconducir todo a la armonía. En la Iglesia, la armonía la hace el Espíritu


Santo. Un Padre de la Iglesia tiene una expresión que me gusta mucho: el Espíritu Santo

ipse harmonia est”. Él es precisamente la armonía. Sólo Él puede suscitar la diversidad, la


pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. En cambio, cuando

somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros

particularismos, en nuestros exclusivismos, provocamos la división; y cuando somos

nosotros los que queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos

por imponer la uniformidad, la homologación. Si, por el contrario, nos dejamos guiar por

el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque Él nos

impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia. Caminar juntos en la Iglesia,

guiados por los Pastores, que tienen un especial carisma y ministerio, es signo de la acción

del Espíritu Santo; la eclesialidad es una característica fundamental para los cristianos,

para cada comunidad, para todo movimiento. La Iglesia es quien me trae a Cristo y me

lleva a Cristo; los caminos paralelos son muy peligrosos. Cuando nos aventuramos a ir más

allá (proagon) de la doctrina y de la Comunidad eclesial – dice el Apóstol Juan en la


segunda lectura - y no permanecemos en ellas, no estamos unidos al Dios de Jesucristo

(cf. 2Jn 1,9). Así, pues, preguntémonos: ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo,


superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la Iglesia?

3. El último punto. Los teólogos antiguos decían: el alma es una especie de barca de vela;

el Espíritu Santo es el viento que sopla la vela para hacerla avanzar; la fuerza y el ímpetu

del viento son los dones del Espíritu. Sin su fuerza, sin su gracia, no iríamos adelante. El

Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y nos salvaguarda del peligro de

una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos impulsa a

abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio,

Caminar juntos en la Iglesia, guiados por los Pastores, que tienen un especial carisma y

ministerio, es signo de la acción del Espíritu SantoEl Espíritu Santo es el alma de

la misión. Lo que sucedió en Jerusalén hace casi dos mil años no es un hecho lejano, es


algo que llega hasta nosotros, que cada uno de nosotros podemos experimentar. El

Pentecostés del cenáculo de Jerusalén es el inicio, un inicio que se prolonga. El Espíritu

Santo es el don por excelencia de Cristo resucitado a sus Apóstoles, pero Él quiere que

llegue a todos. Jesús, como hemos escuchado en el Evangelio, dice: «Yo le pediré al Padre

que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros» (Jn 14,16). Es el Espíritu


Paráclito, el «Consolador», que da el valor para recorrer los caminos del mundo llevando

el Evangelio. El Espíritu Santo nos muestra el horizonte y nos impulsa a las periferias

existenciales para anunciar la vida de Jesucristo. Preguntémonos si tenemos la tendencia a

cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos

conduzca a la misión. Recordemos hoy estas tres palabras: novedad, armonía, misión.

La liturgia de hoy es una gran oración, que la Iglesia con Jesús eleva al Padre, para que

renueve la efusión del Espíritu Santo. Que cada uno de nosotros, cada grupo, cada

movimiento, en la armonía de la Iglesia, se dirija al Padre para pedirle este don. También

hoy, como en su nacimiento, junto con María, la Iglesia invoca: «Veni Sancte Spiritus!


Ven, Espíritu Santo, llena el corazón de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor».

Amén.

4 comentarios:

  1. Retiro Espiritual para Cursillistas

    Reciban un abrazo fraterno……El Secretariado Diocesano del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Los Teques, les invita a nuestro primer Retiro espiritual del año:

    Fecha: Sábado 09 de febrero de 2013. Hora: 08:00 am a 4:00 pm. Lugar: Colegio Madre Isabel en Corralito, subiendo por Filipina.

    Lleva libro de preces, Biblia, almuerzo para compartir y Bs 15,00 de colaboración para la casa.




    De Colores




    MARIELA Y GILBERTO FERNANDEZ.

    Matrimonio Director







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    Encuentro Conyugal

    Reciban un abrazo fraterno……El Secretariado Diocesano del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Los Teques, les invita a nuestro primer Encuentro Conyugal para todos los matrimonios, sean casados o no por civil, por la iglesia, vivan en concubinato, o estén divorciados. (este encuentro es abierto, dirigido a todos los interesados, sean cursillistas o no, asistan a la iglesia o no).

    Fecha: 25 de Mayo de 2013. Hora: de 8:00 am a 5:00 pm. Lugar: Colegio Madre Isabel, Corralito, subiendo por Filipina. Lleva almuerzo y Bs 30,00 por pareja, o Bs 15,00 por persona, de colaboración para la casa.

    De Colores

    MARIELA Y GILBERTO FERNANDEZ.

    Matrimonio Director



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  2. Carta a los cursillistas del Papa Francisco (Cardenal Bergoglio) – 13 de Junio de 2011
    Queridos Cursillistas:

    “La buena semilla son los que pertenecen al Reino” (Mt 13,38)

    En la proximidad de la solemnidad de San Pablo, vuestro patrono y modelo de cómo “vivir de colores” damos gracias a Dios por todos los frutos, que a lo largo de los años, la Obra de los Cursillos de Cristiandad le ha brindado generosamente a la Iglesia.
    Vuestro servicio de anunciar a Cristo siendo sus testigos en los ambientes cotidianos, es vivenciar, renovar en forma concreta el Bautismo que en El hemos recibido y los convierte en discípulos y misioneros de la Palabra, según lo expresado en la “Const. de la Iglesia”: “A este apostolado, todos están llamados por el mismo Señor, en razón del Bautismo y la Confirmación” (Nº 33).

    Les escribo conciente de las dificultades que presenta la inculturación del Evangelio en la sociedad actual y en la confianza que vuestra audacia y fervor apostólico, nacidos del encuentro personal consigo mismo y con Cristo los lleve a hacer historia, en función del bien, para que muchos hermanos, excluidos o no, que viven en la periferia se sientan abrazados por el amor de Jesús.

    Ser peregrinos en nuestra Ciudad significa no instalarnos, estar abiertos a la vida y prestar atención a lo que pasa en nuestro corazón como un buen samaritano ante la realidad difícil de tantos hermanos.

    Es necesario que el Movimiento de Cursillos de Cristiandad a través de la participación de todos, continúe su camino de conversión pastoral como nos propone Aparecida.

    Como Cursillistas en tiempos difíciles deben pedir a Dios la Gracia de tener muchos ahijados, de tener siempre un precursillo en marcha, para no caer en la desesperanza que paraliza y angustia. El regalo del Kerigma que recibieron en el Cursillo es misionante como propone el trípode (piedad, estudio y acción).

    Como Iglesia Arquidiocesana necesitamos la unidad de todos en Cristo, para que El, sólo El reine en nuestros corazones y poder así reconocerlo como los discípulos en Emaús.

    Al darte gracias por tu peregrinar como cursillista te pido que no dejes de renovar en Jesús Eucaristía tu ardor y fervor apostólico y el de tus hermanos de Reunión de Grupo.

    Hoy más que nunca necesitamos que tu cercanía en los ambientes sea luz y alegría para tantos hermanos que ignoran que Dios es un Padre que los ama con ternura.

    Hoy más que nunca necesitamos tu presencia para que muchas familias encuentren en el amor trascendente de Cristo, una nueva y más grande dimensión del amor humano.

    Hoy más que nunca necesitamos de tu persona y tu testimonio en las Ultreyas, para seguir “adelante”, más allá, en el anuncio y vivencia del Kerigma.

    Les pido por favor que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen, Madre de la Divina Gracia, los cuide.

    Afectuosamente.

    Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo

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  3. Sexualidad y Bioética


    Papa Francisco: defender la vida humana desde su concepción
    Los padres están llamados a transmitir con las palabras pero sobre todo con sus obras, las verdades fundamentales sobre vida y amor humano, en particular, de frente a la cultura del descarte, que relativiza el valor de la vida humana,
    Autor: Vatican Information Service | Fuente: Vatican Information Service


    El papa se ha dirigido a las "queridas familias brasileñas" en un mensaje en ocasión de la Semana Nacional de la Familia, que comenzó ayer en Brasil. El evento que está promovido por la Conferencia episcopal local lleva por lema "Transmisión y educación de la fe cristiana en la familia". En una nota de los obispos brasileños, mencionado el documento de Aparecida, recuerda que la familia "es uno de los tesoros más importantes de América Latina y es patrimonio de toda la humanidad".

    En el mensaje, el papa Francisco subraya como mantiene todavía "vivas en el corazón las alegrías recibidas" durante su viaje a Brasil para la JMJ. El papa anima a los padres en la "noble y exigente misión de ser los primeros colaboradores de Dios en la orientación fundamental de la existencia y en la garantía de un buen futuro". Por esto - explica el papa - "es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos (Lumen Fidei, 53)".

    Continúa el santo padre diciendo que "los padres están llamados a transmitir con las palabras pero sobre todo con sus obras, las verdades fundamentales sobre vida y amor humano, que reciben una nueva luz de la Revelación de Dios". Subraya también que "en particular, de frente a la cultura del descarte, que relativiza el valor de la vida humana, los padres están llamados a transmitir a sus hijos la conciencia que ésta debe ser siempre defendida, desde el vientre materno, reconociéndola un don de Dios y una garantía de futuro de la humanidad, pero también en el cuidado de los ancianos, especialmente de los abuelos, que son la memoria viva de un pueblo y transmiten la sabiduría de la vida".

    Para finalizar, el santo padre invoca la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida y dese que las familias pueda ser "los más convincentes testimonios de la belleza de amor apoyado y alimentado por la fe".

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